3 agosto 2015
Una vez más la Catalunya central, y más concretamente el área cercana a Montserrat, se ha visto afectada por un gran incendio forestal. Buena parte de la superficie quemada corresponde a zonas ya afectadas hace 30 años por el gran incendio de 1986, lo que da buena idea de que se trata de un fenómeno recurrente.
El fuego es un factor inherente a los bosques mediterráneos y por ello siempre ha habido incendios y los seguirá habiendo con independencia de las medidas que se tomen. Lo que está en juego, y sobre lo que tenemos capacidad de incidencia, son el alcance y las consecuencias de estos incendios.
El pasado 26 de Julio al mediodía, las condiciones meteorológicas, con una humedad relativa muy baja y viento moderado de poniente, eran muy propicias para un incendio en una zona en la que el riesgo era ya especialmente elevado debido a la sequía acumulada durante la primavera y verano de 2015. En este escenario, unas actuaciones agrícolas inoportunas propiciaron el inicio del fuego en el término municipal de Òdena, un fuego que se propagó rápidamente hacia el este y que en apenas dos horas se había transformado en un incendio forestal de gran magnitud con una potencia que superaba la capacidad de extinción de los medios disponibles. El resultado final han sido casi 1300 ha calcinadas, más de 400 personas desalojadas y dos carreteras cortadas. La inexistencia de simultaneidad con otros incendios, que permitió concentrar todos los esfuerzos de extinción, y la dirección del viento en las horas más críticas, que hizo que el fuego pasara entre las principales urbanizaciones de la zona sin afectarlas directamente, ha llevado a no tener que lamentar daños mayores.
Una pregunta obligada, ya con el incendio bajo control, es si todo esto se hubiera podido evitar. Más allá de la imprudencia que desencadenó el incendio y de la eventualidad meteorológica que lo favoreció, el estado de las masas forestales fue un factor clave en su desarrollo y evolución.
Estos días, a raíz del incendio, se habla mucho de la necesidad de tomar medidas preventivas y de la tendencia general a acordarse de ellas solamente cuando hay que asumir las consecuencias de su desatención. En este sentido, la gestión forestal es un ejemplo paradigmático. Todos estamos de acuerdo en que es necesaria y que, dada la falta de rentabilidad económica del aprovechamiento forestal de la mayoría de nuestros bosques, hay que encontrar fórmulas alternativas para hacerla viable. Pero la superficie forestal en Catalunya es muy extensa, cada vez más, y los recursos que se le pueden destinar son siempre limitados. ¿Eso significa que nada se puede hacer? ¿Hay que fiarlo todo a la suerte y esperar que el siguiente incendio no sea demasiado devastador? Evidentemente, no. Hay un montón de cosas por hacer, y en realidad muchas de ellas ya hace tiempo que están llevando a cabo, aunque la percepción general pueda ser otra.
Si, como se ha dicho, la superficie forestal a gestionar es inabordable con los recursos disponibles, la única estrategia posible pasa por establecer prioridades. Parece evidente que la máxima prioridad debe ser para las urbanizaciones y zonas habitadas, y por ello son exigibles franjas de protección a su alrededor con actuaciones de clareo de la vegetación en todo el perímetro. Cuando, además, en las fincas forestales adyacentes se realizan los trabajos silvícolas adecuados, el nivel de protección se multiplica y los recursos se optimizan. Pero más allá de la protección de casas y personas, también es prioritario actuar en áreas estratégicas que en base a la topografía, el clima y la vegetación de la zona pueden atenuar un gran incendio forestal y dotar a los servicios de extinción del tiempo y las condiciones necesarias para poderlo controlar.
En los alrededores de Montserrat, estos trabajos de prevención estaban en pleno desarrollo en el momento de producirse el incendio de Òdena. Y, muy importante, de forma coordinada entre todas las instituciones públicas (Diputación de Barcelona, Generalitat, Patronato de Montserrat) y los particulares (Asociación de Propietarios Forestales y Fundación Catalunya-La Pedrera). Los Bomberos de la Generalitat habían definido unas áreas estratégicas prioritarias, y gracias al impulso económico del proyecto LIFE Montserrat, se estaban ejecutando las actuaciones de mejora forestal a un ritmo muy superior al que se había podido mantener hasta ese momento. Los trabajos de clareo realizados durante el último año han resultado eficientes en la disminución de la intensidad del incendio y han facilitado los trabajos de extinción. La reducción de la densidad de pino carrasco en las zonas ya trabajadas había disminuido considerablemente la biomasa combustible rebajando la intensidad del fuego y limitando la capacidad de salto entre las copas de los árboles. Si el incendio hubiese ocurrido unos años después, con los restos vegetales de las actuaciones forestales ya descompuestos e integrados en el suelo y con el despliegue de ganado y el pastoreo consolidados, el efecto de protección frente a un incendio hubiese sido muy superior.
De forma adicional, la creación de una franja de protección en los márgenes de la carretera BP-1101 ha permitido a los bomberos anclar adecuadamente los contrafuegos que finalmente frenaron el incendio en el flanco que amenazaba Monserrat, facilitando además la movilidad de vehículos y efectivos de extinción por la zona.
Así pues, el balance indica que las hipótesis de trabajo del proyecto se han cumplido de manera exhaustiva. El análisis de riesgo era acertado, se estaba trabajando en los puntos adecuados y las acciones realizadas eran las que correspondían. Los trabajos efectuados han contribuido de forma decisiva a facilitar las tareas de extinción y a evitar que el incendio saltara hacia Marganell y el Parque Natural de Montserrat.
Se trata de una constatación empírica que nadie deseaba, pero que ofrece una conclusión clara. Existía un riesgo real de sufrir un incendio de estas características, y mediante el LIFE Montserrat se estaba llevando a cabo una preparación adecuada para hacerle frente. Es por consiguiente necesario seguir trabajando en la misma línea y con más determinación si cabe para que cuando ocurra el próximo incendio estemos en condiciones de afrontarlo con las mejores garantías.
Equipo técnico del proyecto LIFE Montserrat
31 de Julio de 2015
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