21 diciembre 2015
El fuego, en un entorno forestal, no siempre conlleva efectos negativos. Puede ser también un instrumento eficaz en la prevención y extinción de incendios. Las quemas controladas permiten reducir la carga de combustible y protegen el espacio forestal y los entornos agrícolas y urbanos cercanos de futuros incendios incontrolados. Son, además, una buena herramienta para la recuperación de espacios abiertos, a menudo positiva en términos de biodiversidad, favoreciendo hábitats y especies de elevado interés para la conservación.
Por todo ello, el proyecto LIFE Montserrat incorpora en su planificación las quemas controladas (Acción C.1.2) y tiene prevista la ejecución de este tipo de quemas en áreas estratégicas para la prevención y extinción de incendios.
Una de estas áreas estratégicas, delimitadas por los Bomberos de la Generalitat, incluye la zona de Puigventós, entre los términos municipales de Vacarisses y Olesa de Montserrat. Allí se llevó a cabo, el pasado viernes 4 de Diciembre, la quema controlada de un área dominada por comunidades de matorral. La acción estaba prevista sobre poco más de 9 hectáreas, pero un nivel de humedad en la vegetación más alto de lo esperado debido a la existencia de nieblas persistentes durante las horas previas obligó a reducir significativamente la superficie de actuación. La parte que quedó por quemar se completará en una segunda jornada, todavía sin fecha programada.
La actuación en su conjunto permitirá abrir espacios en el matorral, eliminar la parte aérea de los arbustos y facilitar la implantación de vegetación herbácea. La intensidad de la quema en este tipo de acciones suele ser baja de forma que, a diferencia de lo que ocurre en un incendio forestal, los efectos sobre la fracción orgánica del suelo son mínimos y no hay problemas significativos de erosión y degradación del suelo.
La posterior entrada de ganado, también prevista en el proyecto, permitirá el mantenimiento de los espacios abiertos y el control de la carga combustible, evitando la rápida recuperación del matorral que tendría lugar si se dejara evolucionar sin intervención después de la quema. El resultado, ampliable mediante otras actuaciones similares en la misma zona, será un paisaje menos vulnerable en el que los bomberos podrán apoyarse para frenar el avance de futuros incendios. Una oportunidad para evitar episodios devastadores como los sufridos en 1986 y 1994.
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