13 marzo 2015
Las principales acciones del proyecto, localizadas en poco menos de 5.000 ha consideradas estratégicas para la prevención de grandes incendios forestales, tendrán como resultado más significativo un cambio en el paisaje. Las actuales extensiones de bosque y matorral, dominadas por el pino carrasco (Pinus halepensis) y con características de fuerte homogeneidad y por consiguiente poco diversas, se transformarán en un paisaje de mosaico con un desarrollo significativo de los espacios abiertos. Esta transformación dará lugar a una mayor diversidad de hábitats y favorecerá especialmente a algunos de ellos, como los pastizales secos mediterráneos (prados con predominio del lastón (Brachypodium retusum), prados de terófitos), considerados de interés prioritario para la conservación. Las especies de fauna que dependen directamente de los hábitats de espacios abiertos, como la collalba negra (Oenanthe leucura), se verán de inmediato favorecidas y podrán recuperar áreas de las que habían quedado excluidas por el avance del bosque y el matorral. Lo mismo ocurre con diversas especies presa, como la perdiz roja o el conejo, cuya proliferación debe permitir a su vez el retorno o la llegada de las especies que las depredan, alguna de ellas tan significativa en lo que a conservación se refiere como el águila perdicera (Aquila fasciata).
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